Además es muy accesible y si te acercas a ella, ya sea para que te firme un libro o comentarle alguna cosa, suele preguntarte “¿Te quedaste con ganas de decirme algo más?”, y en una de esas ocasiones le pregunté sobre este sentimiento que solía acompañarme desde que fui madre.
La culpa de las madres es un sentimiento inútil. Al bebé no le sirve para nada, y es muy egoísta además.
Una madre que solo piensa en lo culpable que se siente por dejar a su bebé, busca en realidad la compasión de los demás. Lo que hace es mostrar todo el tiempo lo mucho que sufre, pero eso no es mirar al bebé, ni a sus necesidades reales y genuinas, eso es mirarse a una misma “Porque yo, porque yo, porque yo,…”.
Entendí que podemos trabajar (o lo que sea) si queremos, si nos hace bien, si lo necesitamos. El niño no sufre porque su mamá trabaje o necesite irse a dar una vuelta.
El niño pequeño sufre cuando las madres arrastramos nuestras incapacidades emocionales y nuestra poca disponibilidad afectiva y emocional para satisfacer las necesidades de amparo que merece.
Por eso la culpa, no es más que una forma que tenemos de percibir que no estamos siendo honestas con nosotras mismas, y como dice Laura “no sirve para nada”.
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