Pues haciendo intercambio de casa.
Hace más de un año que teníamos ganas de probarlo y este verano finalmente nos decidimos.
Nos informamos mucho y miramos creo que todas las opciones de intercambio que se ofrecen en la red. Además de pedir opiniones a muchas personas que lo habían hecho.
Finalmente optamos por la web guesttoguest, que tiene muy buenas críticas en Europa y además puedes darte de alta gratis y para verificarte sólo tienes que pagar 25€. Otras webs de intercambio tienen cuotas mensuales y no nos apetecía tener que pagar mes a mes.
En cuanto subimos el anuncio de nuestra casita de la playa a la web con las fotos, ya empezamos a recibir ofertas de intercambio de todo el mundo. Esto es algo que nos sorprendió bastante la verdad, pero teníamos claro que queríamos ir a Roma este verano así que nosotros empezamos a ofrecerlo también con tres meses de antelación (en abril empezamos a buscarlo y queríamos viajar en julio).
La verdad es que fuimos bastante puntillosos con la selección porque queríamos algo céntrico, desde donde pudiéramos ir caminando a los sitios más emblemáticos de la ciudad. Y con la tercera petición que hicimos, ¡lo conseguimos! Fue hasta demasiado fácil. Casi no nos lo podíamos creer.
Pasquale nos ofreció hacer un intercambio no simultáneo. Él no disponía de vacaciones en julio pero sí en agosto y si estábamos de acuerdo podíamos estar en su casa, en pleno centro de Roma (delante de la plaza del Panteón), todo el tiempo que quisiéramos. Aceptamos enseguida.
Nosotros íbamos a ser 3 invitados, aunque durante cinco días iban a venir cuatro más (los abuelos y tíos de Sunflower), cosa que no le importó a nuestro anfitrión. Y ellos eran 5 invitados, la pareja y tres hijos adolescentes, que viajarían a Mallorca. A pesar que nuestra casa es pequeñita, ellos estuvieron de acuerdo en que uno dormiría en el sofá, y así quedó todo acordado.
La experiencia ha sido muy positiva por ambas partes y nosotros ya estamos mirando nuevos destinos para repetirla.
La casa de nuestro anfitrión, que es su segunda residencia también, nos pareció maravillosa. No sólo por su situación, sino por cómo era. Un pequeño apartamento en un edificio histórico del año 1600, con techos altísimos, tan altos, tan altos que las camas estaban instaladas en entresuelos de madera muy bohemios. Parecía que durmieras suspendido en el aire. Pero no daba miedo.
Además teníamos todo lo necesario para el día a día, incluso lavadora y lavavajillas, que nos pareció súper práctico. En nuestra casa de la playa por ejemplo no tenemos ni una cosa ni la otra.
Hemos almacenado recuerdos muy bonitos allí. Os dejamos unas fotos de algunos detalles, para que os hagáis una idea de cómo era…
El edificio y las ventanas desde la Piazza de la Madalena y la Piazza de la Rotonda:
Entramos en casa:
Detalle para subir las escaleras a uno de los dos dormitorios:
Detalle del artesonado de madera:
Otros detalles de la casa:
Regalito de agradecimiento para Pasquale que le dejamos el último día:
Para que pueda surgir lo posible, es preciso intentar una y otra vez lo imposible. – Hermann Hesse