El otoño, con sus noches oscuras y sus temperaturas más frescas, siendo fiel a su ritmo anual, ya está acechándonos a la vuelta de la esquina.
A pesar de todo, nadie nos puede quitar los recuerdos de los días de luz; La preciosa caja de memoria que hemos forjado este verano en familia y cuyo sabor perdurará en nuestro interior más allá del invierno.
Ahí va una pequeña muestra, solo cinco céntimos de sensaciones, emociones, y experiencias vividas en nuestro verano número 4. (Porque cuando nació Sunflower nuestro contador se puso a 0).
Roma
La ciudad eterna tiene un lugar de honor en nuestro disco duro. La llegada, instalarnos en la casa de Pasquale, abrir la ventana y empaparnos del aroma a historia, a vespas y café, a gente, a piedra y a música.
Qué semanas más magníficas.
Plaza Santa María en Trastevere

Si Roma se lleva el podio, la segunda posición es para esta plaza, corazón del barrio más bohemio de Roma.
Como ya te contamos aquí, Sunflower perdió en esta plazuela su primer diente por accidente, en un pase de bailarina de esos de verdad. Una noche para el recuerdo.
La fiesta del número 4
Una fiesta fresa y limón, como ella deseaba. Todo casero, todo bonito, todo alegría y su sonrisa.
El mediterráneo
El mar, la arena, el sol, nuestra casita de la playa, atardeceres salados y amaneceres sin estrés. ¿Se puede ser más feliz?
La Alpujarra
El remate perfecto para un verano perfecto, unos días de remanso en un pueblecito escondido en el alto Mulhacén que nos llenó de energía de la Tierra y nos conectó con las estrellas.
¿Cuáles son tus recuerdos de este verano?
…Si en algún lugar en un futuro lejano nos reencontramos en nuestras nuevas vidas, te sonreiré con alegría y recordaré el verano que pasamos bajos los árboles, aprendiendo uno del otro y creciendo en el amor…. – El diario de Noah, Nicholas Sparks